La mayoría de las personas presas, son buenas personas. No es verdad que todos los reclusos sean un peligro social. No es verdad que todos los condenados se merezcan la reclusión.
No es verdad que sus delitos sean tan graves como para separarlos durante años de la sociedad. No es verdad que entren por una puerta y salgan por otra. No es verdad que las prisiones sean hoteles de lujo. No es verdad que están mejor que en la calle. No es verdad que tengan privilegios. No es verdad que la cárcel prevenga el delito.
No es verdad que el tráfico y consumo de drogas disminuirán por encarcelar a los narcotraficantes. Ya sabes que están aumentado los adictos y que cada vez son más jóvenes. No es verdad que las condenas por robos reduzcan la pobreza, ni tampoco es verdad que encerrar a los mendigos reste beneficios a los ricos.
No es verdad que los barrotes enseñen el respeto hacia los demás. En los talegos hay poco respeto, hay poca educación. No es verdad que la cárcel sea una escuela, porque sin libertad es muy difícil aprender. No es verdad que en las celdas se pueda confinar el egoísmo, el odio, la frustración, el maltrato, la desigualdad, la envidia, los celos, la crueldad, la competencia, el afán por poseer... No es verdad que las rejas encierren la ira, el desprecio, la explotación, la miseria, la desesperación, la desilusión o la falta de expectativas.
No es verdad que la cárcel remedie la injusticia y la insolidaridad, ni la basura de los barrios donde se cultiva la tristeza y el abatimiento. No es verdad que la cárcel reste víctimas en las carreteras porque la velocidad es un mito que nos inculcan las empresas para vender más y obtener mayores ingresos. No es verdad que recluyendo a los padres, los niños vayan a ir a la escuela porque la tele ha sustituido al maestro y las pantallas son pizarras electrónicas en las que se escribe que la fama, el éxito y el dinero, son más importantes que la poesía y el saber. No es verdad que los internamientos contribuyan a la preservación del medio ambiente, cuando la especulación es la norma de la casa y el modelo a imitar se basa en el despilfarro y en, esquilmar y degradar la naturaleza.
No es verdad que los muros impidan la mezquindad, la usura, los embargos, la codicia, la avaricia, el beneficio, que son referentes que llegan hasta el último bolsillo, raído y vacuo. No es verdad que las alambradas frenen la llegada de los que huyen del hambre y de las condenas a muerte de los desiertos y de las guerras. No es verdad que el fanatismo se clausure en los penales, ni que la violencia asesina termine tras el cerrojazo. No es verdad que la locura que prende las mechas de las bombas se cure en las enfermerías penitenciarias.
Las cárceles no deberían existir. Las ideas y valores, además no se pueden encerrar... Por eso mismo ahora que acaba el año desde las ondas libres de la radio, te invito a desabrochar tu mente y a que fluyan por ella los mejores pensamientos, buenas vibraciones para mejorar tu estancia en esas casas oscuras y no te dejes morir, porque tu corazón esta vivo y quiere vivir. Tampoco a él lo pueden encadenar. En ese espíritu comenzamos en Radio Andalucía, dos horas que desean proyectar un haz de luz a tanta negrura como cubre los penales.
Miles de rayos de esperanza que contrarresten la indiferencia social, cuando no ese insano ánimo de revancha, generalmente dirigido a los más desarmados, a los más frágiles, contra los que se ensañan los prepotentes, aunque su poder sea acaso un cochecito a plazos. Un foco dirigido a quienes saben que al final del túnel se abre un hermoso valle que te espera por recorrer. Una recompensa a tanta pena, a tanta incomprensión.
Llegará tu momento y ahora tendrás opciones para aprovecharlo. Los errores son necesarios para aprender. Así que ahora que acaba el año, los de A pulso te animamos a que tires la hojilla del 07 y observes el 08 como un tiempo disponible para mantener tus pensamientos libres, creativos y mejores. La excarcelación comienza en tu propia cerradura y tu tienes la llave maestra.