Lo ha hecho arropado por la denominada Congregación para la doctrina de la Fe. La sucesora natural del Santo Oficio que mandaba quemar vivos a los disidentes, los políticamente incorrectos, los rebeldes, homosexuales declarados, brujas y científicos que desafiaban los grandes dogmas de la fe cristiana.
Le ha desposeído de su tu título para que no pueda impartir lecciones teológicas distintas al mensaje oficial. Las tesis fundamentalistas sobre las que ahora la Iglesia Católica sostiene la empresa multinacional más grande del mundo basada en la superstición, la mentira y el miedo( lo del pecado que culpa la vida). Jon Sobrino, militante de la Teología de la Liberación, que evitó la muerte de los sicarios, será silenciado por el gran jefe blanco con una rúbrica de pluma de plata, bendecida, eso sí.
Aquí el subdelegado del gobierno papal en Madrid, Antonio Rouco Varela, expresidente de la Conferencia Episcopal y actual arzobispo de la capital, ha retirado, poco después del plumazo, la licencia a los de la parroquia de Entrevías en Madrid.
A los curas Javi Baeza, Enrique de Castro,a las madres unidas contra la droga, Sara Nieto y Carmen Díaz, entre otros, los conozco desde hace años. Han llenado el templo de pobres, de inmigrantes, de delincuentes, de presos, de prostitutas, de drogadictos, de la morralla humana sobre la que el libro de texto de los católicos dice que son los destinatarios de la acción eclesiástica.
Pero no sólo no está bonito que un templo no tenga los ostentosos iconos artísticos, la grandiosidad de la casa de dios, las lágrimas de la virgen, los clavos de Cristo, el beato Henares, el cepillo y el confesionario. Además de estas notables ausencias, los curas hacen misas asamblearias.
Y en esa tradición ácrata tan hispana, discuten, analizan y predican. Ahí les duele. Enseñan que su fe no es la adoración de la dolorosa, el besapies, el vía crucis, la liturgia fatua y aburrida, el discurso monocorde que repite e idiotiza, el opio del pueblo, decía el denostado Carlos Marx. Y así perpetúan la hipnosis colectiva y se apoderan del alma de los creyentes que en su buena fe sostienen el engaño y la alineación.
Los pastores, como el Buen Pastor que se estrena ahora de Robert de Niro y que te recomiendo, conducen el rebaño para que todo siga igual o peor. Representa esta mafia vaticana, Rouco, la neoinquisición. La que sale a la calle en contra de los matrimonios gays, la que condena la eutanasia, la que impone su pensamiento en la escuela pública con las clases de religión, la que gobierna el banco Cajasur para lucrarse y apropiarse del ahorro cordobés y silenciar las informaciones críticas. Recuerdo ahora al cura Castillejo que por dos veces compró la tirada íntegra de dos revistas en Córdoba porque revelaban la vida lujuriosa de este pastor conocido bajo el sobrenombre de Fray Langostino.
Una iglesia que goza de tanto poder que ningún gobierno le retira las subvenciones para mantener su privilegio y pagamos todos la enseñanza privada, casi en su totalidad en manos de sotanas y hermanitas. Por todo eso, les cierran la parroquia, porque los capos de la iglesia católica no son de este mundo, urgente de necesidades sociales, de gente valiosa como los de Entrevías, de personas que en su credo son capaces de organizar semanas de lucha social donde es cristiano ocupar un hipermercado ante el hambre de los desarrapados, una oficina de desempleados en protesta por la estadística que los invisibiliza .Personas que en sus homilías aseguran que es inmoral el precio de la vivienda , que preconizan que las cárceles son para los pobres , que protegen a los forajidos y a los inmigrantes, y que dicen que no es justo que unos pocos vivan a costa de los de siempre. Y que los de siempre están hartos de mantener a unos pocos y que ya está bien de desigualdades y que las cosas no tienen porqué ser siempre así y que hay otro poder, que no es el poder divino, sino el poder de la gente.
Por eso les chapan la parroquia. Porque esos mensajes les cuestionan el sillón y las barrigas y hasta ahí podíamos llegar, coño!
foto: efe