Es magnífica la viñeta de El Roto en El País. En realidad casi todas lo son. La destaco no sólo por su rotundidad, sino por el espectáculo que la izquierda está dando en Córdoba a propósito del alumbrado extraordinario de las navidades. Ecologistas en Acción viene ya denunciando desde hace varios años que es una pasada gastarse más de ochenta millones de pesetas, 564 mil euros para ser riguroso, en las bombillitas del alegre consumo y la menos alegre algarabía del tránsito de bolsas que es apreciable en las ciudades occidentales en las semanas previas a las fiestas. Y este año, el come marrones del Gobierno Municipal de IU, Andrés Ocaña, presentó la cuestión y justificó el despilfarro por el ornato que la ciudad debe mostrar estos días a cuenta de la paga extra. Y claro con tanta luz, se le ha iluminado la mente y ha dicho: vale es una pasada, lo admito. Es verdad que nos gastamos un montón comparado con otras áreas como la de la mujer, juventud o medio ambiente. Pero la ocasión lo merece. Pero como somos muy verdes-por la sigla que todavía mantienen en el acrónimo de la formación –, entendemos lo del cambio climático y hemos aceptado lo de los objetivos del milenio y somos la vanguardia española de la izquierda, vamos a realizar un apagado simbólico un día en el centro, que claro es donde más verdes se nos ve. Mientras Ocaña se come un marrón más de su jefa, colegas de IU recogen firmas en una plaza de la ciudad para que el Ayuntamiento no derroche tanto. El ex concejal de Cooperación y desarrollo y el que fuera gerente del patronato municipal de deportes en la mesa petitoria. Contra el despilfarro navideño del Ayuntamiento de Córdoba, clamaba Guillermo Contreras, el segundo de los ex citados. A lo que dije, jode Guillermo, no es el Ayuntamiento, es Risa Aguilar. Ya estamos, me respondió. La cosa tiene su miga, porque el nivel de disidencia en Izquierda Unida es muy notable. Éste es solo el último episodio. Recuerdo que me manifesté con el ex concejal de IU, Paco Paños, contra la urbanización de 300 chales en las inmediaciones de los Baños de Popea, en la sierra cordobesa. En una promoción más del constructor malayo Rafael Gómez que contó con la bendición de sus correligionarios en el gobierno municipal. En la nota que repartía Guillermo dice: “si una parte de esta cuantía, la de las bombillas del festín, se destinara a Solidaridad, el Ayuntamiento de Córdoba podría alcanzar la promesa electoral de destinar el 0,7% del presupuesto a programas de cooperación internacional”. La hojilla asegura: la incandescencia de las mas del millón de bombillas con las que se adornarían nuestras calles se traduce en contaminación del ecosistema terrestre.Por cada 100 watios de electricidad consumidos, 23 provienen de las centrales nucleares, lo que equivale al traslado de de residuos para el Cementerio Nuclear del Cabril y 48 obtenidos a través de fuentes fósiles, provocando la emisión de dióxido de carbono, causante del cambio climático”. Pero la hojita es un gota en el océano de papel impreso y cámaras de televisión que han retratado el momento feliz en el que Risa Aguilar sonríe junto al presidente de Caja sur y el Director de El Corte Inglés toma de la mano a una niñita y hace apología manifiesta a favor de la incubadora del consumismo que nos está volviendo locos y con él el propio planeta. Uno de los ecologistas en acción me contaba que no habían pasado a la acción de protesta ante el interruptor navideño, porque les había gustado el gesto del apagón simbólico. Cada vez entiendo menos…
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